sábado, noviembre 19

* HIJOS DEL PUDOR * (II)


Ahora parado aquí a unos metros de él, me pongo a pensar en todo lo que nos sucedió cuando estábamos juntos, todas las peleas, los viajes, las reuniones a escondidas los primeros meses, los encuentros descubiertos  a la ciudad casi al final, y el sexo.

Inclusive miro todo como si de algo tonto se tratase, ya no le doy toda la importancia de antes, lo miro todo tan simple que hasta me sorprendo de cómo reaccione cuando se sucedían los hechos en la relación. Lo único que no me parece tonto es el no dejarlo de desear, el no dejar de tener sueños húmedos en los cuales él me toca, me toca, y no deja de tocarme hasta que acabo con gritos exagerados de éxtasis; él me mira, yo lo miro y ya no recuerdo nada. Dicen que de todos los sueños que tenemos en una noche, recuerdas casi el diez por ciento de uno, cuántas veces he deseado saber lo demás que sucede cuando sueño con él, será que nos besamos, será que nos golpeamos y terminamos él tocándome y yo mirándolo, será que no sólo me toca sino que también tenemos relaciones; nunca lo sabré; y aunque esa duda me pone un poco triste durante el día, no pasa nada de tiempo y se me olvida, pues ese deseo que me hace soñar con él, se sacia con el simple hecho de verlo tocándome, de sentirlo mirándome.

-…mira, y el puto tiene la desfachatez de presentarse aquí… - escucho decir a dos señoras que me miran de reojo - … que esas personas de hoy en día no tienen sangre en la cara….-; y me quedo  mirándolas pensando en que a pesar de que me jodan sus conversaciones y no me importe lo que digan de mí, tienen razón, no sé porqué mierda acepté venir.

Y aunque es verdad que su llamada me tomó de improviso, el aceptar venir tiene algo de intención, desde que nos separamos, hace menos de un año, me aislé de todo y todos para supuestamente “encontrarme”, a lo cual mis padres, y mi madre especialmente, les agrado pues pensaron que ese encontrarme era como el primer paso de sanación de la sucia enfermedad que aflijo, según ellos, mi homosexualidad. Y digo supuestamente porque el aislamiento no fue parte de la búsqueda de quien soy, sino que fue el punto más alto en mi camino de aceptación, más no el pico del camino; ahora, no como en toda mi vida, me acepto realmente por quién soy.

Yo me descubrí homosexual, desde que era pequeño, cuando estábamos en el colegio, cuando yo me juntaba con las niñas y conversábamos sobre chicos, a ellas al principio esas conversaciones no les parecieron raras, a mí tampoco, y sólo cuando en tercero de secundaria el imbécil de Julio Martinez me grito maricón de mierda, me di cuenta de que lo era, de que siempre lo fui y de que hace mucho tiempo yo era el único que lo pasaba por alto. Recuerdo que ese día me sentí  la persona más sola del mundo, nadie dijo nada para defenderme (aunque no había nada que negar), nadie mando a callar a mi delator, nadie dijo nada, a nadie le importo; salí del aula entre miradas vacías, y fui al baño más cerca, y allí me quede hasta el atardecer, que le envié un mensaje a un amigo de un grado mayor a que por favor recogiera mis cosas del salón de clase y me las llevase al baño, le dije que me quería escapar del cole, que me ayudara.

Estuve todo el día recluido en el baño, me quedé sentado en la taza sin pensar, sin sentir y sólo desperté de ese lapso cuando me percaté de que las paredes se tornaban naranjas, y el esperar que Gonzalo viniera con mis cosas sí se me hizo un martirio, pues me mataba escuchar a los caños gotear, a la gente pasar, me atormentaba escuchar voces, pasos, incluso mi respirar me desesperaba, hasta que escuché los pasos entrando al baño, sentí toda la tensión caer, saber que podía escapar de ese lugar sin que nadie lo note me daba ansias, y al ver por la rendija inferior de la puerta sus zapatos negros con los pasadores gastados me incorporé y abrí la puerta del box en el que estaba, al verlo me dieron ganas de abrazarlo, decirle te quiero, pero no lo hice;  lo miré, tomé la mochila y antes de decirle algo me volteé  y cerré la puerta, él se quedó parado unos minutos, no dijo nada, se fue y me dejó. Yo esperé a que se vaya, salí del box y me fui.

Gonzalo era mi amigo desde que éramos chicos, siempre parábamos juntos al vivir en la misma calle, y nos veíamos todos los días, yo me quedaba en su casa la temporada que quisiera y él hacía lo mismo en la mía, nuestros padres nunca nos prohibieron eso, incluso creo yo al sospechar los míos de que era “distinto”. En el momento en el que lo ví parado al frente mío y con mi mochila en sus manos, me di cuenta de que estaba enamorado de él, por eso me dio vergüenza el decirle algo en ese momento, y decidí bruscamente cerrarle la puerta en la cara.


domingo, noviembre 6

e l m a t a r t e m e a p e n a , p e r o n o m e a r r e p i e n t o


Ha pasado el tiempo, y yo sigo vestido de angustiosa calma,
Pero no consigo, encontrar mi posible equilibrio,
Será tu mirar, tú tortuoso-mudo hablar;
Será que no hubo pesar, será que no hubo nada,
Será que no hubo dolor, será que yo soy hoy;
Será que ha mutado mi alma, será que así soy,
Será que los pájaros no cantaron para mí,
Será que la luna ya no salió más,
Será que nunca espere un feliz fin,
Será que siempre supe que era capaz.

Ha pasado el tiempo, y yo me entero que siempre te tuve dentro;
Será que el tiempo no borro nada,
Será que mi actitud fue el absurdo intento,
Que mi subconsciente intento resguardarme,
Que cuando te miré, miento,
Y cuando te miro estoy culpándome;
Que ahora a mí me miro humano, y a ti te miro sagrada,
Será que siempre fue así, será que no entiendo nada.

Ha pasado el tiempo y te siento distante,
Tendidas a mi lado, tú y mi sombra negra
Pero inclusive así puedo mirarte,
Te veo feliz de todos modos, me alegra;
Aunque no sé que será de mí,
Vuelvo a la realidad, ya no quiero vivir.

Ha  pasado el tiempo y desespero un poco,
Me veo parado delante de ti, siento miedo,
Recién caigo en que no quise hacerlo,
Haberte matado me está volviendo loco.

Ha pasado el tiempo, seis horas estuviste sola,
Espérame, ya voy a tu lado, miento;

m e m a r c h o c o r r i e n d o , d e j o l a p i s t o l a , m i e n t o .