Vuelvo mi mente al presente, cuando
siento que alguien me toca la espalda; volteo y me doy con la sorpresa de que
es Sara,
- Mati, -hace un silencio corto -¿Qué
haces aquí?- me pregunta con la duda exagerada que se espero adjuntársele a las
preguntas en el momento en que se inventaron -Hace tiempo que no te veía....
- Hola, si estuve de viaje –trato
de evadir a la pregunta y me invento una mentira- me fui a Puno con un amigo
que…
- No me digas, que bueno, a mi me
encanta Puno, aunque siendo más específica amo el lago, con sólo observarlo
tengo material para pintar;- otro silencio corto- y ¿Qué haces aquí?- pregunta
de nuevo, ella sabe de lo mío con Bernardo porque yo le contaba todo cuando
estábamos en el instituto, ella era mi confidente en esos días, ahora la veo
más como una amigable desconocida- viste quien acaba de hablar.
- No, es que acabo de
llegar-miento, de nuevo- hace poco llegué y cuando fui a una librería vi el
afiche que decía sobre la presentación del libro, que ¿Quién estuvo hablando?
- No un amigo, pensé que lo
conocías- veo que se creyó mi mentira- pero nada no es nadie, que ¿Qué harás
más tarde?, iremos con Luna y Brandom,
los del instituto, a tomar algo, ¿Te apuntas?
- Sí, digo sin pensar en
Bernardo- dime en dónde y a qué hora y yo estaré allí.
- Iremos a algún bar del centro,
quedamos vernos a las diez en la plaza, me llamas si no nos encuentras.
- Sí, genial, eh –sigo sin pensar
en Bernardo- apenas me desocupe voy.
-Bueno, nos vemos, chao- me da un
beso en la mejilla, y yo siento que no sólo fue un beso de despedida, fue un
beso de extraños pero con compasión, fue un beso pensado- me llamas no te
olvides.
-No te preocupes.
La veo irse, estaba con un
vestido azul oscuro muy elegante, y que le quedaba pegado, pegadísimo, dejando
ver su cintura, dibujándole un culo enorme, aún siendo gay, y sabiéndolo desde
pequeño, hay algo que me pasa con las mujeres, o mejor dicho con algunas
mujeres, y es que a veces me siento atraído, sea por cómo las veo en ese
momento, tal y como se quisiera ver a ese alguien con quien quieres estar; o
por su cuerpo, me erecto cual macho en celo cuando veo sus culos, sus pechos, y
no soy contradictorio, aunque quisiera no puedo negar que hubieron noches en
que no podía sacarme sus cuerpos de mi mente, y caía en mi muy practicada
masturbación.
Sara, mi antigua amiga que conocí
en el instituto en el que cursaba artes, estaba enamorada de mí, pues yo me
mostré desnudo ante ella, le contaba todo lo que sé sobre mí, y siempre me
comportaba como la sociedad espera que un hombre se comporte con una dama, no
era de los que seguían el tonto e hipócrita manual de normas para ser un puto
caballero, pero ella sabía que nunca defraudaría sus expectativas siendo un
hombre; y no la juzgo, pues hoy reconozco que yo también tuve dudas en el
momento, y viví un tiempo creyendo que podía existir la posibilidad de tener
una relación que vaya más allá de la amistad con una mujer.
Ella desaparece del salón, y yo
volteo de nuevo al sentir a las “señoras”, decir algo; pero esta vez no
hablaban de mí, - que cada vez que tomo agua helada, en mi garganta tengo la sensación
de ahogarme, sólo le pido a dios que no
me suceda nada-, y yo pienso dentro de mí -ojalá y te atragantaras en este
momento vieja puta y no venga tu dios a salvarte-, sonrío de momento y al cabo
de un rato, de estar parado sin hablar con nadie decido irme; desde que
conversé con Sara, Bernardo se borró de mi cabeza.